¡Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos de los siglos! El escritor apostólico lo declaró en hebreos 13:8. Se relaciona con la anterior observación en hebreos 12:1 “teniendo en derredor nuestro, tan grande nube de testigos”.
La nube de testigos incluye a personas de todas las generaciones que le han servido al Reino de Dios. Entre ellos los fieles nombrados y los no nombrados en Génesis 2-11; aquellos quienes siguieron la fe de Abraham, la cuenta de la promesa la cual comienza en Génesis 12 y continúa a lo largo de la era del Antiguo Testamento y hasta nuestro tiempo, inclusive. Los que creyeron en la revelación de Dios encontrada en el descendiente de Abraham, Jesús de Nazaret. Los fieles de los últimos dos mil años mientras la iglesia se esparcía alrededor del mundo. Para muchos de nosotros, incluye a nuestros padres, hermanos, amigos y colegas que se han reunido con Cristo alrededor del trono de Dios.
Esta primavera daremos comienzo a las conferencias cuadrienales de la IPHC en los Estados Unidos. En los próximos meses, delegados se reunirán en esta nación con el fin de seleccionar líderes a nivel de conferencia para los siguientes cuatro años. Los miembros del Comité Ejecutivo se presentarán y liderarán el servicio de instalación de los nuevos consejos de las conferencias.
En ese servicio, frecuentemente reflexiono sobre hebreos 13:8 y su contexto relacionado para con los líderes. Entre las cosas mencionadas en ese texto, 13:7 se nos hace el siguiente llamado “Acuérdense de sus dirigentes que les hablaron la palabra de Dios. Considerando el éxito de su manera de vivir, imiten su fe”. Hebreos 13:17, nuevamente hace referencia a los dirigentes (la misma palabra utilizada en el verso 8), “Obedezcan a sus dirigentes y sométanse a ellos porque ellos velan por la vida de ustedes como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría y sin quejarse pues esto no les sería provechoso”.
Esos versículos acerca del liderazgo cuentan con la seguridad de hebreos 13:8 con respecto a que Jesús es la base segura, el enlace, y la esperanza en relación con el liderazgo humano en la iglesia.
En cierto sentido, todos aquellos que han liderado la obra de Dios con el paso de los años, bien sea Israel como una luz para las naciones, o la iglesia como el cuerpo de Cristo, comparten la promesa que Jesucristo es el Señor sobre todas las generaciones de líderes y seguidores. La tecnología y los métodos cambian frecuentemente; pero la autoridad y misión siguen siendo la misma.
Los líderes han de vivir como aquellos que declaran la Palabra de Dios; nosotros hemos de vivir como aquellos cuyas vidas se encuentran bajo exhibición pública, una vida que inspire a otros a seguir a Jesús de la misma manera en la que le hemos seguido. Hebreos 13:17, es una advertencia para los líderes que nos desafían a la humildad, piedad, y oración: hemos de rendirle cuentas a Jesús por la manera en la que hemos liderado. Debemos escuchar la voz del cielo, y tener ojos que disciernan y entiendan el mundo en el cual nuestros rebaños viven.
Aquellos que nos siguen en nuestras temporadas y asignaciones del liderazgo son desafiados a “recordarnos” y seguirnos de manera tal que no cause ninguna clase de “dolor”. El vocablo griego traducido como “dolor” quiere decir suspirar, gemir. ¡Cuántos de nosotros como líderes hemos gemido o suspirado ante los retos a los que nos hemos tenido que enfrentar! ¡Sospecho que muchas veces las ovejas en nuestro rebaño nos han sollozado!
Como estudiante de historia, me agrada leer sobre periodos bien conocidos y no tan conocidos acerca de las acciones de Dios en el mundo. Uno de los libros que estoy leyendo es “Constantine and the Bishops: The Politics of Intolerance por H.A. Drake (Johns Hopkins University Press, 2002)”. Estoy aprendiendo bastante de esta parte de la lectura: los matices de la edad y los conflictos que han moldeado de gran manera nuestro mundo, la interacción dinámica de los poderes espiritual y terrenales, los peligros del simplificar demasiado la historia, una apreciación que el mismo Espíritu Santo de nuestras vidas hoy estaba obrando en las vidas de aquellos 1700 años atrás. Un libro como este, me recuerda que Jesucristo es realmente “el mismo de ayer”.
Pero también soy muy consciente que Jesús es “el mismo hoy”. A finales de enero, el Comité Ejecutivo de la IPHC se reunió en nuestra casa para participar de una cena ligera y oración. Oramos por la IPHC, el mundo, y los unos por los otros. El Obispo McGhee, cuyo departamento de ministerios de discipulado “Discipleship Ministries” lleva gran parte de nuestro énfasis en el valor fundamental de “Todas las generaciones”, observó que cuatro miembros del comité ejecutivo eran hijos de pastores y predicadores de la IPHC. Luego, alguien comentó que las cuatro esposas eran todas hijas de laicos de la IPHC. Eso nos puso realmente a todos en acción de gracias por nuestros padres y su fidelidad para con Cristo la cual continuó viviendo a través de nosotros.
Finalmente, estoy agradecido que Jesucristo es “el mismo siempre”. Ese “por siempre” es la puerta abierta a nuestro mañana. Recientemente estuve en Argentina en un evento organizado por el “The Awakening”. Cientos de jóvenes líderes de Latinoamérica se reunieron con el fin de recibir dirección y por supuesto, crecer en la Palabra y en oración. Mientras los veía buscar fervorosamente a Dios en los altares, estaba muy agradecido por esos hombres y mujeres que le sirven a Cristo ahora y en un futuro que transciende mi tiempo en esta tierra.
¡Su tiempo no trascenderá el tiempo de Jesús! Sabemos que el Hijo de Dios, el Verbo viviente, la segunda persona de la Deidad, ha existido por la eternidad. Jesús es el Alfa y la Omega, el principio y el fin de los propósitos redentores del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Como Aquel que “es el mismo ayer, hoy y por siempre”, él transciende el tiempo, pero se manifiesta en el tiempo. ¡Jesús, quien estuvo presente en los primeros siglos cristianos, está con nosotros ahora, lo estará en el mañana mientras estamos a la espera de su retorno!
Por Doug Beacham
Este artículo fue publicado en Marzo de 2018 en la revista Encourage.