A principios de este año, “Pew Research” publicó sus fechas definitivas relacionadas con las cuatro generaciones principales que viven en los Estados Unidos (http://www.pewresearch.org/fact-tank/2018/03/01/defining-generations-where-millennials-end-and-post-millennials-begin/):
Generación silenciosa: nacidos entre 1928-1945 (edades 73-90)
Boomers: nacidos entre 1946-1964 (edades 54-72)
Generación X: nacidos entre 1965-1980 (edades 38-53)
Millennials: nacidos entre 1981-1996 (edades 22-37)
Aunque no se menciona en este informe del Pew, la Generación Z constituye a los nacidos desde 1997 y en el 2018 de 21 años o menos.
Este estudio me pareció interesante por varias razones. La primera, es que muchos Boomers continúan liderando instituciones cívicas, empresariales, educativas y religiosas. Como Boomers, fuimos influenciados (para bien o para mal) por los principales cambios culturales dentro de la vida americana en la década de 1960: la revolución sexual, la importancia del movimiento de los Derechos Civiles para los afroamericanos, la aceptación del relativismo moral en lugar de la verdad revelada.
Pero al mismo tiempo, los Boomers son parte de una población que envejece, con 10.000 personas que alcanzan los 65 años por día (https://www.washingtonpost.com/news/fact-checker/wp/2014/07/24/do-10000-baby-boomers-retire-every-day/?noredirect=on&utm_term=.d10b52114c8f). Millones de Boomers de la tercera edad (62 años) están recibiendo Seguro Social, a la merced de la Generación X y los Millennials para que paguen los impuestos necesarios para que se encarguen de la pensión de los Boomers que probablemente durará entre treinta y cinco a cuarenta años.
La segunda razón se relaciona con mi ubicación mientras escribo esta columna. Susan y yo estamos en el evento de la IPHC “Youth Quest” en Covington, Kentucky. El enfoque ha sido en el valor fundamental de la IPHC de este año 2018, “En la oración valoramos a todas las generaciones”. También, estoy muy agradecido por el énfasis dado a “Arise 2033”. Esta generación de adolescentes estará a finales de la década de sus 20 y a principios de sus 30 cuando la IPHC se reúna en el año 2033 para conmemorar el aniversario 2000 de la muerte y resurrección de Jesucristo, y del día del Pentecostés (Hechos 2).
“Fine Arts” incluye cortos sermones. Interesado en la juventud, el Espíritu Santo le hace un llamado al ministerio; siempre disfruto el escuchar esos sermones. Me encuentro muy agradecido por el número de jovencitas las cuales son animadas por pastores, padres, y congregaciones a participar en la predicación. Este año el texto de la predicación fue Malaquías 4: 6a, “El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres” (RVR1960).
A media que estos jóvenes hablaban con respecto a las responsabilidades de una generación hacia la otra, lo hacían con pasión. Algunos hablaron del contexto histórico de Malaquías y lo relacionaron con el presente; otros conversaron con historias personales desgarradoras del subsistir a los matrimonios quebrantados de sus padres; otros estructurados al tiempo, incluyeron la descripción de cómo se cumplió la referencia del profeta Elías en Malaquías 4:5 en la persona de Juan el bautista (Mateo 11:7-14; 17:12, 13).
Mientras estos jóvenes predicadores leían o hacían referencia de Malaquías 4: 6a, tenía esta imagen en mi mente, una piedra grabada con texto hebreo de esa parte del texto. Hace varios años, mientras éramos Baby Boomers, mirando hacia una generación más madura con el fin de obtener inspiración y guía, Susan y yo encontramos el grabado y lo mantuvimos colgado en una de las paredes de nuestra casa. Es un constante recordatorio de las oportunidades y responsabilidades que tenemos.
Es importante notar que Malaquías 4:6 comienza con un llamado profético para con cada generación de “padres” (y madres”) a que vuelvan sus corazones a aquellos que vienen detrás. Nosotros, que somos mayores, no podemos esperar a que los jóvenes se vuelvan hacia nosotros; hemos de hacerlo primero hacia ellos. Nos volvemos con arrepentimiento, comprensión, y paciencia; no lo hacemos en un esfuerzo débil por ser “relevantes”, más si haciéndolo en gracia, verdad y amor; lo hacemos como personas cuyas vidas pueden ser imitadas; no nos volvemos porque somos mejores, si no porque hemos ido más allá, más lejos en el camino con el Señor de las generaciones.
Creo que a medida que el avivamiento, arrepentimiento, reconciliación, y restauración ocurran entre aquellos de nosotros que somos mayores, servirá como testimonio y señal para los que nos siguen de la gran fidelidad del Señor.
Para nosotros los “Boomers”, el reloj está marcando el tiempo aquí en esta tierra. Volvámonos hacia las generaciones más jóvenes con pasión ungida por el Espíritu. Tal vez el juicio final de Malaquías 4:6b siempre dependa de cómo y cuándo nos volvamos hacia aquellos que nos siguan.
Por Doug Beacham
Este artículo fue publicado en Agosto de 2018 en la revista Encourage.