Los versículos en Efesios 3:16–21 me hablan de manera especial. Son insuperables porque mi padre los utilizó en una oración que dijo por mí durante la reunión del campamento de la Conferencia de Georgia a mediados de 1990.
Mi amigo Bane James me había pedido hablar en una de las sesiones matutinas; al finalizar, Bane le pidió a mi padre que se acercara y orara por mí. Papá puso sus manos sobre mí y culminó su plegaria citando la oración de Pablo encontrada en Efesios 3.
Sin tener idea alguna que mi padre estaría con el Señor en tan solo unos cortos años; poco tiempo después pase a ser el Superintendente de la Conferencia de Georgia.
Desde el año 2001, he tenido el privilegio de servir en la IPHC bajo varios cargos de liderazgo en diferentes ministerios tales como: “Discipleship Ministries, World Missions Ministries” y ahora como el Superintendente General. Pero estoy muy consciente de los veinticuatro años de servicio eclesiástico general que mi padre proporcionó como Tesorero General y secretario-Tesorero General.
Frecuentemente, me encuentro en reuniones en la que una vez fue su oficina en Oklahoma City; usualmente veo y toco documentos firmados por él bajo su rol oficial dentro de la IPHC.
El valor fundamental de la IPHC relacionado con todas las generaciones, el cual es nuestro enfoque este año, me ha dado la oportunidad para reflexionar en el pasado, presente y futuro.
Fuí estudiante de historia en “University of Georgia”; dicho estudio todavía me entusiasma, por doquiera que esté. ¿Alguna vez ha visto esos marcadores históricos al costado de las autopistas? ¡Ese es mi signo para disminuir la velocidad y leerlos!
Me encanta leer periódicos viejos o documentos antiguos. Mi padre mantuvo registros excelentes y hasta cierto punto todavía teníamos registros de cheques personales de 1940 hasta 1950. ¡No es una mala manera de ver como una familia gastaba dinero en el pasado!
Recuerdo que, a mediados del año 1960, cuando las oficinas generales de la IPHC aún se encontraban localizadas en Franklin Springs, Georgia, la caja fuerte de la iglesia que mi padre tenía dentro de la oficina fue robada; algunos días más tarde fue encontrada en un prado a millas de distancia. Como jovencito, fui con mi padre para reunirnos con el jefe de la policía y reclamar los papeles que habían sido dispersos de la caja fuerte, la cual había sido destrozada.
Los ladrones pensaron que encontrarían dinero en aquella caja fuerte, ¡pero se llevaron una gran desilusión! Por el contrario, lo que hallaron fue documentos sin valor alguno para ellos. En algunas estancias, dichos documentos eran ininteligibles, como los que encontré regados en el campo aquel, escritos en extraños caracteres.
Le pregunté a mi padre, ¿Qué es esto? Él me contestó, “esas son escrituras de propiedades que la IPHC tenía en la China, confiscadas por los comunistas después del año 1949. Las guardamos como referencia para el futuro”.
Todo el pasado, personal o no, continúan impactando mi vida…esas experiencias con mi padre ayudaron a formar mi entendimiento en cuanto el presente y el futuro. Me recuerdan que mis presentes acciones son parte de algo que Dios ha estado obrando dentro de las generaciones anteriores a mí; y que aquellas figuras del mañana serán parte de la constante obra de Dios en Efesios 3:20 “Y a aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o pensamos, según el poder que actúa en nosotros” (RVA-2015).
Dos veces, en Efesios 3 Pablo comienza las frases con, “Por esta razón…” (3:1, 14, RVA-2015). La obra de Dios “por todas las generaciones” (3:21) encuentra su razón en Efesios 1–3. Entonces, los propósitos eternos de Dios son revelados en Jesucristo.
El pecado que ha alienado a la humanidad de Dios, y a nosotros los unos de los otros, es reconciliado por medio de la cruz de Jesucristo. El destino del judío para bendecir aquel gentil alienado es traído a colación en lo que Pablo llama el “misterio” (1:9; 3:3, 4, 9), que el judío y el gentil están juntos en Jesucristo.
Me gusta la traducción de la versión en inglés de “King James” de “por esta razón” en Efesios 3:1 y 14. Me recuerda de una frase similar en 1 Samuel 17:29, donde el joven pastor David, se enfrenta ante un arrogante, profano, que lo desafía ¿no fue solo una palabra?
Es por “esta causa”, expresada en la reconciliación del mundo para Dios en Cristo, que, cada generación, lleva a cabo su misión evangélica. “Por esta razón…”
- Cada generación confía en la fortaleza divina, “conforme a las riquezas de su gloria” (3:16).
- Cada generación confía en que Cristo habite “en sus corazones por medio de la fe” (3:17).
- Cada generación descubre de nuevo el poder del amor de Cristo, “el cual sobrepasa todo conocimiento” (3:17-19).
- Cada generación, por medio de la fe descubre que Cristo es “poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o pensamos, según el poder que actúa en nosotros” (3:20).
Cuando me encuentro con un grupo de adolescentes, bien sea en una congregación local, YouthQuest, Accelerant, March for Life o con mis propios nietos y bisnietos, frecuentemente escucho la voz de mi padre recitando la oración de Efesios 3 sobre mí y sobre ellos. Siento su mano sobre mi hombro y mi cabeza; percibo de su espíritu a una generación que intencional y literalmente está pasando “esta causa” a otra generación.
Nuestra causa y nuestro tiempo nos invitan a renovar la fe y el amor en Cristo, “para todas las generaciones”.
Por Doug Beacham
Este artículo fue publicado en febrero de 2018 en la revista Encourage.