En el verano del 2018, el obispo David Avila y el Consejo Ejecutivo de la Conferencia me designaron como Director del Ministerio de Varones para la Conferencia Latina de Texas. Me alegré con la increíble oportunidad de servir a los hombres del gran estado de Texas. Durante nuestra convención cuadrineal, el Espíritu Santo puso un sueño en mi corazón. Una visión nació y se hizo más evidente durante los meses subsiguientes. Esta visión fue de convocar a los hombres de la TXLC con el propósito de lanzar la generación 'del ahora' de jóvenes misioneros de nuestra conferencia al llamado y el propósito de nuestro Señor en sus vidas.
La TXLC lo consideró una bendición tener entre sus filas a un gran hombre de Dios que sirvió como misionero mundial y ministro ordenado de nuestra denominación, el fallecido reverendo Mario Gutiérrez. El nos dejó un legado digno de imitación después de haber viajado y ministrado en 84 países, haber plantado 110 iglesias y capacitado a más de 5,000 líderes ministeriales. Me entristeció que como conferencia, apoyando a las Misiones Mundiales de todo corazón a nivel local y de conferencia, ya no teníamos misioneros que pudiéramos llamar nuestros.
El corazón de Dios late por las misiones, de acuerdo a Romanos 10:13-14. Rápidamente desarrollé un plan donde podía reunir a los hombres de nuestra conferencia trás una visión y un propósito el que apoyaran el lanzamiento del Fondo Misionero Becario Mario Gutiérrez. Después de intensa oración, buscando la dirección de Dios y consultando con el liderazgo de la conferencia, estaba listo para lanzar el plan.
Una de las primeras cosas que hice fue hablar con los hijos del reverendo Gutiérrez y obtener su aprobación, solicitando su opinión para comprender el "corazón de un misionero", para que se pudiera adoptar un proceso de selección adecuado. Connie Bahrs y Mario Gutiérrez Jr. estaban emocionados de escuchar sobre el proyecto y rápidamente relataron los detalles a su madre, la Sra. Connie Gutiérrez. Estoy seguro de que su aprobación y apoyo al proyecto marcó una confirmación de que Dios estaba en el medio de todo.
Después de ser diligentes en un esfuerzo de recaudación de fondos, lo que comenzó como un viaje misionero para 4 ó 5 beneficiarios de becas, se convirtió en una realidad en la que un total de 18 de nosotros nos embarcamos en hacer realidad los sueños de 11 jovenes y jovencitas, como premiados del primer Fondo Misionero Becario Mario Gutiérrez.
Partimos el 25 de julio de este año a El Salvador con una agenda repleta de actividades. Los primeros dos días la pasamos en una iglesia rural de la ISPI en Berlín, Usulután, donde financiamos la construcción de un aula de escuela dominical. Durante 13 años, los niños de esta iglesia han recibido clases debajo de árboles de mango y, a veces, incluso en condiciones climáticas adversas. Nuestros misioneros se “subieron las mangas”y rapidamente se pusieron a trabajar, mientras que a su vez construyeron amistades que durarán toda la vida. En nuestro segundo día en Berlín, realizamos un evento evangelístico con más de 85 niños y más de 50 adultos. Compartimos refrescos, pintura de caras, entretenimiento de un payaso y evangelismo puerta a puerta. Tuvimos alabanza y adoración. El Espíritu Santo bendijo abundantemente a todos los asistentes.
El domingo, participamos en servicios gloriosos en varias congregaciones locales de la Iglesia de Dios donde nuestros misioneros participaron, utilizando sus talentos musicales y de danza durante el tiempo de ministración. Dios ciertamente estaba trabajando en sus corazones para descubrir su verdadero llamado. Fue una gran experiencia para nuestros jóvenes misioneros porque muchos de ellos provienen de pequeñas iglesias locales, en contraste con estos servicios en los que asistieron más de seiscientas personas.
Los siguientes dos días fueron emocionantes por varias razones. Continuamos trabajando en la construcción durante el día en otra congregación de la ISPI y uno de nuestros jóvenes misioneros, Michael Rios, ministró la Palabra de Dios por primera vez en su vida. Todos los días, veía cómo nuestra juventud florecía en su servicio, madurez y dedicación.
A mediados de la semana, pasamos tiempo en un orfanatorio cristiano, trayendo donaciones, suministros y ropa. Invitamos a las jóvenes del orfanato a pasar una tarde en el salón de belleza, donde se arreglaron las uñas y el cabello. Además, los muchachos se divirtieron jugando fútbol (el deporte nacional). No creo que a nuestros muchachos les allá ido tan bien en el partido de futbol encontra de los muchachos del orfanato. Para la hora de la cena, los invitamos a a McDonald's, para algunos de ellos, era su primera vez. Las sonrisas y el compañerismo fueron fenomenales.
Finalmente, nos preparamos para un campamento juvenil en las montañas. Nuestro equipo misionero pudo patrocinar más de la mitad del costo de 100 campistas en un entorno maravilloso para un campamento juvenil. La alabanza y la adoración fue una verdadera celebración a Jesús, donde 100 jóvenes (incluidos nuestros misioneros) se congregaron, representando tres iglesias. Cantamos y danzamos al Señor Todopoderoso.
Creemos que este viaje misionero cumplió dos propósitos fundamentales: en primer lugar, la convicción de un verdadero llamado, del Señor, en la vida de nuestros 11 jóvenes misioneros. Los testimonios del llamado de Dios se hicieron cada vez más evidentes como en el caso de Javier, quien al regresar cambió sus planes universitarios. En lugar de seguir mudarse a Virginia para estudiar una licenciatura en historia, él decidió asistir a la escuela en Dallas llamada: “Christ for the Nations”. Julissa y Víctor ahora han decidido continuar una vida en la obra misionera. Todos aquellos que viajaron con nosotros a El Salvador testificaron sobre el impacto transformador que el viaje misionero tuvo sobre ellos.
En segundo lugar, este viaje produjo una actitud de agradecimiento abundante e intercesión constante (como se ve en 2 Corintios 9:10-15) de las iglesias en El Salvador, hacia todos aquellos que hicieron posible este viaje. La muestra constante de comunión y amistad con todos nosotros aquí en los Estados Unidos ha servido como un recordatorio continuo de que están orando por todos nosotros.
Mi esposa, Carmen, y yo estamos seguros de que este es el comienzo de una verdadera presencia de TXLC en el campo misionero mundial a través de nuestra "ahora" generación de misioneros. Oramos que Dios continúe apoyando esta iniciativa y nos provea de sus riquezas en gloria. Ya se siente la emoción en el ambiente con respecto a nuestro próximo viaje misionero patrocinado por el Ministerio de Hombres. Un día, mi corazón desea escuchar que uno de estos jóvenes ha comprometido su vida al campo misionero mundial, siguiendo los pasos del reverendo Gutiérrez y simultáneamente conectándolos como ministros a la Conferencia Texas Latina.
La Conferencia Texas Latina está entusiasmada con la generación "ahora" de misioneros y ministros. Podemos ver el potencial de ellos floreciendo en hombres y mujeres de Dios, apasionados por su vocación. Ahora estamos en el proceso de completar las solicitudes de Licencia de Ministros Locales para algunos de nuestros once misioneros, conectándolos directamente a nuestra denominación y conferencia local. Dios es bueno, y no podemos esperar para asi continuar desarrollando esta generación siguiendo el legado de los grandes hombres de Dios.
Equipo Misionero Mario Gutierrez de la TXLC en el dia de partida
Conociendo los niños en Iglesia Agape - ISPI
Construcción de aula en Iglesia Agape, Berlin, Usulutan
Construcción de aula en Iglesia Agape, Berlin, Usulutan
Equipo misionero en Iglesia Versalles - ISPI
Grupo de jovenes recibiendo su copia del libro “Que es un Hombre?”
Samantha Andino con dos de las jovencitas del orfanatorio
Dia de Fiesta con los niños de Berlin, Usulutan
Nuestros misioneros ministrando en el altar
ACERCA DEL AUTOR: Mario Ayala y su esposa, Carmen, sirven como Directores de Varones y Mujeres, respectivamente en la Conferencia Texas Latina. Han forjado su visión compartida del discipulado en reuniones de colaboración, eventos y oportunidades donde hombres y mujeres de todas las edades respondan al llamado auténtico del discipulado. Mario y Carmen son los orgullosos padres de una hija, Sally Ashley, e hijos varones trillizos: Mario Gerardo, Mateo Alexander, and Angel Daniel. Su hogar se encuentra en Dickinson, Texas.